La mía y la Suya.
Es el órgano humano más grande y más descuidado. Es nuestra mejor herramienta de expresión, el mediador entre el exterior y el interior, nuestro mejor indicador. Con tan solo 0,5 mm de grosor en el contorno de los ojos y 4 mm en la planta de los pies, nos embellece, nos protege, regula nuestra temperatura corporal, elimina desechos y absorbe la Vit. D que tanta falta le hace a algunos.
Y con lo fácil y placentero que es cuidarla… cuidarse. Es un hábito. Al igual que ingerimos nutrientes (o lo que sea que nos pongamos en la boca) para obtener energía y poder realizar nuestros sueños (o simplemente sobrevivir), otra responsabilidad que tenemos es de cuidarnos. ¿Porqué? Porque todas las piedras preciosas brillan después del pulido. Cuidarnos indica que nos queremos, que queremos a los demás (porque muchas veces lo hacemos para estar en un grupo social determinado) y que queremos vivir. Queremos ser la mejor versión de nosotros mismos incluso en el momento menos oportuno.
Cuidarse = Amarse=Estar en paz
En fin, Le cuento el secreto:
Cuando se levanta por la mañana y va al baño, coja un poquitin de jabón suave y masajee ese rostro tan suyo… tan único. Retire el limpiador con abundante agua, seque con cuidado con una toalla limpia y aplíquese una loción hidratante. A continuación una crema antioxidante y ya.
Por la noche también, por supuesto. Y tenga en cuenta que es nuestro momento de descanso, de reparación, de deshidratación… es el mejor momento para aplicar una buena crema hidratante y regenerante.
Y cómo no, exfoliarla una vez a la semana (las pieles secas, dos veces).
Evidentemente, la piel no se termina en el rostro…
Póngase las pilas, espabile. Es Usted el único responsable de su bienestar.